Temporada de langostino y un final con sabor agridulce
Como cada domingo, en esta nueva entrega de A TRES PUNTAS, realizamos un repaso por parte de los temas más resonantes de la industria pesquera patagónica.
COYUNTURA
Cerró la pesquería nacional de langostino: qué ocurre con el stock
La temporada nacional de langostino llegó a su fin esta semana, tras la decisión unánime del Consejo Federal Pesquero de suspender las operaciones de pesca tanto dentro como fuera del área de veda. Esta medida, tomada el 28 de septiembre, se basó en las recomendaciones del INIDEP, que desde principios de septiembre había alertado sobre altos niveles de captura incidental de merluza y la presencia de hembras de langostino en estado avanzado de reproducción. Aunque biológicamente la temporada fue exitosa, la cuestión comercial sigue siendo un tema preocupante para el sector, ya que muchas empresas aún tienen stock sin vender en cámaras.
Los informes del Instituto, emitidos el 2 de septiembre, indicaban que los rendimientos del marisco se mantenían óptimos, superando los mil kilos por hora en algunas subáreas, lo que inicialmente no parecía justificar el cierre de la zafra. Sin embargo, el escenario comenzó a cambiar a mediados de mes. Para el 16 de septiembre, la captura incidental de merluza había alcanzado el 50% en algunas áreas, y los rendimientos del langostino cayeron a 400 kilos por hora, señalando el agotamiento de las concentraciones. Esta situación, sumada a la creciente presencia de juveniles de merluza y el alto porcentaje de hembras de langostino en proceso de reproducción, llevó al cierre total del área de veda el 19 de septiembre y, posteriormente, a la prohibición de las operaciones de pesca el 28.
Stock sin vender y precios en caída
Mientras el recurso mostró signos óptimos en cuanto a lo biológico, el aspecto comercial sigue en una fuente de incertidumbre para muchos. Aunque algunos industriales han agotado casi todo su stock, muchas otras compañías todavía tienen grandes cantidades de langostino sin comercializar almacenado. Los mercados no evidencian una mejora en los precios, y la demanda se mantiene retraída. A pesar del interés de algunos compradores, no parece haber disposición para pagar los precios solicitados por los exportadores.
China desaceleró considerablemente su interés en el producto, lo que impacta negativamente en las operaciones de exportación. A su vez, el sector pesquero argentino aguarda con expectativas el comportamiento del mercado europeo, que suele activarse hacia fin de año con la llegada de las fiestas, cuando la demanda de productos congelados tiende a aumentar.
No todas las empresas enfrentan la misma situación. Algunas, con estructuras comerciales más sólidas o con presencia en mercados nicho, han logrado sortear mejor la caída en la demanda. Sin embargo, el común denominador en el sector es la existencia del stock considerable sin vender, lo cual abre interrogantes sobre el futuro inmediato. La posibilidad de llegar a noviembre con producto almacenado sin comercializar preocupa a varios actores de la industria, especialmente en el contexto del inicio de la pesquería de langostino en aguas de Chubut, que se debatirá en las próximas semanas.
Los empresarios se enfrentan a un dilema: iniciar una nueva zafra sin haber colocado el stock existente podría desestabilizar aún más el mercado y presionar a la baja los precios, lo que afectaría directamente la rentabilidad del sector. En este sentido, la feria internacional Conxemar, que se celebrará en Vigo el 1° de octubre, será una oportunidad clave para evaluar el estado del mercado europeo y sus perspectivas para los próximos meses.
Impacto en el mercado y perspectivas para el futuro
A pesar de que las capturas de langostino alcanzaron un volumen estable que a fin de año promediará en torno a las 200 mil toneladas, los precios no responden de manera favorable. La competencia del vannamei de cultivo, particularmente en el mercado chino, ha presionado aún más a la baja los precios del gambón argentino, afectando tanto la venta del producto entero como de la cola. El sector enfrenta un desafío importante en la estabilización de la demanda y la valorización de su producto en los mercados internacionales.
El final prematuro de la temporada podría ser una oportunidad para mejorar la situación del stock y los precios, ya que la falta de nuevo producto en el mercado podría generar un repunte en la demanda. Sin embargo, este escenario depende en gran medida de las decisiones que se tomen en el ámbito comercial y del comportamiento de los principales mercados de destino, especialmente Europa y China.
La tradicional Conxemar, a la que confirmaron su participación firmas y funcionarios chubutenses, será crucial para obtener una lectura más clara del futuro inmediato del sector. Industriales esperan que la falta de stock y la reducción de la oferta en el mercado internacional permitan una recuperación de los precios. No obstante, la estabilización de la demanda sigue siendo un desafío difícil de resolver.
Un final con sabor agridulce
La pesquería en aguas nacionales deja un balance mixto para el sector pesquero. Rendimientos estables y una gestión adecuada de los recursos por un lado. Por el otro, la falta de una respuesta favorable en los mercados no deja de preocupar, especialmente aquellos que aún tienen grandes cantidades de producto sin vender.
El futuro próximo de la actividad dependerá de varios factores, incluyendo la dinámica de los mercados internacionales, acuerdos laborales razonables y las estrategias comerciales que adopten las empresas del sector. Por ahora, las expectativas están puestas en Conxemar y en la posibilidad de que la reducción de la oferta ayude a mejorar los precios. A medida que se acerque fin de año, el comportamiento del mercado europeo será determinante para el cierre de un ciclo comercial que aún presenta muchas incógnitas.
RAWSON
Un camino incierto si no hay acuerdo
El conflicto entre el SOMU y los armadores de la Flota Amarilla de Rawson alcanzó un punto crítico que amenaza la estabilidad de la actividad pesquera en Chubut. Las demandas del sindicato de la marinería, consideradas por la patronal como desmesuradas en un contexto económico complicado, han tensado las negociaciones paritarias, que aunque parezca mentira llevan más de 10 meses sin resolución. Este estancamiento no solo afecta a la flota amarilla, sino que también está llevando al borde de la quiebra a la flota artesanal, que se encuentra en una situación límite.
Pese a los esfuerzos por encontrar un punto medio, las conversaciones entre ambas partes han chocado una y otra vez con las realidades económicas del sector. Los armadores sostienen que los costos de operación de los buques aumentan de manera considerada, mientras que el precio del langostino en los mercados sigue caído, en gran parte debido a la competencia del tan nombrado vannamei. Ante esta situación, las pretensiones salariales del sindicato, que se renuevan todas las semanas, son vistas como inviables para dueños de barcos que argumentan que, de continuar por este camino, se podría repetir el colapso que sufrió la pesquería de merluza años atrás.
Como ya dijimos, uno de los principales puntos de desacuerdo radica en la brecha entre el costo operativo y las demandas salariales. Algunos empresarios capitalinos mencionan que el costo de subir un barco a dique seco para reparaciones básicas ronda los 8 millones de pesos, lo que refleja la magnitud de los gastosque enfrentan. A esto se suma el hecho de que, en Puerto Rawson, los costos no se reparten de la misma manera que en otras pesquerías, lo que aumenta la presión sobre los armadores.
Dirigentes gremiales recuerdan que los trabajadores marítimos merecen salarios más altos, argumentando que se exponen a condiciones laborales duras y sacrifican su vida personal en el mar. Sin embargo, los empresarios contraargumentan que el salario ofrecido, en muchos casos, ya es uno de los más altos en Argentina, y que duplicar los sueldos, como se exige, pondría en riesgo la viabilidad de la actividad.
La disputa generó una parálisis en el puerto de Rawson, con casi 50 artesanales detenidos, lo que está afectando de manera desproporcionada a los pequeños pescadores. Estos buques, que operan solo durante algunos meses al año, han visto cómo la reducción de los márgenes de ganancia ha hecho que muchos consideren vender sus embarcaciones para evitar la quiebra. Los armadores artesanales señalan que el precio actual del cajón de langostino no alcanza para cubrir los costos básicos de operación, y que si el conflicto continúa, el sector artesanal podría desaparecer.
El escenario es aún más sombrío si se considera que no hay una perspectiva clara de mejora en los mercados internacionales. Las exportaciones hacia China, uno de los principales destinos del langostino argentino, han caído, y aunque se espera que el mercado europeo recupere algo de dinamismo hacia fin de año, los precios siguen siendo bajos. Este es un factor clave que los armadores consideran crucial para cualquier negociación salarial. Con los precios actuales, cualquier aumento significativo en los sueldos implicaría trabajar a pérdida.
El conflicto en Rawson es un claro reflejo de los temas que enfrenta y debe resolver la industria pesquera en Argentina. Por un lado, la necesidad de mejorar las condiciones salariales de los trabajadores; por otro, la realidad económica de una industria que se encuentra en una encrucijada. Si no se logra un acuerdo pronto, el riesgo de perder otra zafra provincial es alto, lo que agravaría aún más la situación.